Pinga está tratando de inflar su globo, pero no está teniendo ningún éxito. Pingu viene y dice que lo hará, pero tampoco puede explotarlo. Entonces él tiene una idea y se va al cobertizo. Mientras tanto, el padre viene y también intenta inflar el globo, pero a pesar de estirarlo y soplar con fuerza, no puede inflarlo. Pingu regresa del cobertizo con la bomba de bicicleta y trata con eso. Él sopla con éxito el globo, pero luego sale de la bomba y se acerca a la habitación, terminando recogiendo a Pinga y disparándole a la nieve en un montón. Pingu y el padre se apresuran a sacarla. El padre vuelve a intentar inflar el globo. Esta vez, logra tener un poco de aire en ella y ata el extremo, pero se las arregla para hacerlo alrededor de su muñeca. Pingu lo quita y se lo da a Pinga, pero a medida que lo acaricia, se cae. Vuelven a entrar, y ven a mamá avivando el fuego en la estufa con unos fuelles. Esto le da a Pingu una idea, por lo que el globo está unido a los fuelles y él y su padre hacen saltar a Pinga arriba y abajo en los fuelles. El globo se infla y Pingu lo ata y se lo da a Pinga, quien lo abraza y le da un gran beso a Pingu.